miércoles, 17 de octubre de 2012

VALORES DE LOS SERES HUMANOS



INTRODUCCION:

Conoceremos  lo importante son los valores y que estos estén presentes en cada uno de nosotros, como lo son la honradez, la bondad, la modestia, la amistad y el amor, la verdad y la prudencia, solidaridad, caridad, fortaleza, lealtad y libertad etc.
Se dice que la educación de los hijos empieza por el hogar, así que aquí veremos a grandes rasgos, cada uno de los valores esenciales que deben ser promovidos por cada miembro de la familia, puesto que de ahí en adelante se obtendrá el resultado del equilibrio que la o las personas demuestren para con su entorno social.
La educación promueve una nueva ley, la de educar a la ciudadanía la cual incluye una asignatura de ética común y obligatoria y una asignatura llamada sociedad, cultura y religión. Pero con 2 opciones: una confesional y otra no confesional.
El que en secundaria se estudie el fenómeno religioso es sensato, el problema surge porque se exige el que la enseñanza de la religión católica sea evaluable y obligatoria.
Antes la educación era solamente para algunos niños con el paso de los años ha cambiado la educación es gratuita para todos una declaración mundial sobre la educación para todos, no importa su religión, sus capacidades que tengan, todos tienen derecho al estudio y ahora es obligatoria para todos los niños  para estudiar  una profesión para obtener un mejor desarrollo.


DESARROLLO

Los Valores Universales
Cívicos Y Éticos
Los valores están presentes en el organismo, La personalidad, la sociedad y la cultura humana.
Los valores no son normas de conducta, Las normas son regla para comportarte de un modo determinado.
El termino valor no lo poseen los objetos en si.
Si no que estos lo adquieren gracias a su relación con el hombre, con el ser social.
Todos los seres humanos independientemente del grado cultural y de civilización poseemos un sentido ético o moral.
Este sentido está ligado a los actos voluntarios pues los calificamos como buenos o malos.
La culminación del acto moral, así como también de los sistemas éticos, se logran al elegir las finalidades que se realizaran en la vida.
Son valores y reciben ese nombre por contener el valor que los hace deseables.
Las virtudes prácticas tal como su nombre lo indica corresponden a la ejecución de la conducta, y sirven para vencer las contingencias y obstáculos de la vida.

La Honradez
De las virtudes la que se ha tenido en el mayor aprecio es la que prohíbe al individuo apoderarse de los bienes ajenos. Aunque este valor se desarrolla en una esfera económica también se aplica a otra clase de pertenencias. Y más ampliamente a la observancia de una conducta apegada al deber.
La honradez también incluye el mantenimiento de una persona o compromiso y nunca intentar abusar de la confianza que depositan en su persona y sus actos.
Un ejemplo clásico es la de un empleado fiel que pasa. Toda su vida al servicio de una empresa exitosa manejando grandes cantidades de dinero que pudiera tomar sin embargo, esto no ocurre a pesar de que su salario le coloque en situaciones precarias.
La Bondad
La principal virtud moral es la bondad, virtud por anatomasia valor supremo de la conducta. La moral es realización de lo bueno .De manera simple podemos afirmar que la bondad es la virtud de ejecutar el deber, por tanto el hombre bondadoso realiza en actos sus convicciones manteniendo una insobornable lealtad consigo mismo y con el prójimo.
El hombre bueno se impone un deber y lo cumple; nos encontramos con un hombre que cumple con su deber por respeto a sí mismo y a la humanidad.
La Modestia
Esta virtud generalmente se entiende como un señalado recato y hasta cierto punto inhibición por las expresiones de si mismo; un individuo modesto es el que no hace gala de sus bienes o facultades esta virtud es la consideración de no lastimar al prójimo con un desplante que pueda causarle daño.
La Solidaridad
La voluntad de ayudar a los que necesitan y comprometieres con sus problemas es la definición del valor de la solidaridad.
La importancia de dicha virtud esta fuera de toda duda, dado que toda sociedad humana cuenta con sectores que siempre requieren ayuda.
En la actualidad, muchos ejemplos de solidaridad se dan en nuestro país, resaltando por su circunstancia, la ayuda que se da cada invierno a las poblaciones tarahumaras del norte del país.
La Amistad Y El Amor
Los individuos se integran en una unidad básica que se la familia y dentro de ella surge un sentimiento espontáneo y reciproco llamado amor, siempre esta presente; el amor crece cada día y es la fuerza moral que une a las familias y las capacita para resolver las dificultades toque enfrentar.
El valor de la amistad estriba en que personas diferentes crean lazos afectivos, dentro de esta relación surge un espíritu de respeto que nos permite tratar con cariño y dulzura a nuestros amigos. Pues gracias a ellos nos resuelven algunos problemas económicos y nos orientan a lo largo de toda la vida, comparten su visión personal y gozan con nosotros de nuestras ocurrencias, el juego, el esparcimiento, el descanso, el buen humor e incluso la ironía.

El Amor
Es un sentimiento abierto y positivo que se experimenta con respecto a otros individuos o también a otros seres como animales o plantas.
El amor es una fuerza de unión y armonía que mueve las cosas y las mantiene juntas amar y ser amado es placentero para los seres humanos, a través del amor suele obtenerse seguridad, confianza en si mismo y alegría al saberse importante, para otra persona. Además el amor cubre ciertas necesidades como la comunicación, la convivencia, la recreación y el aprendizaje.
El amor no solo esta presente entre los individuos como pareja, si no el amor entre amigos, el amor a objetos, el amor por ciertas actividades, el amor al prójimo y a dios.
La Amistad
Es una relación voluntaria, íntima y duradera, predominan en ella otros valores, tales como la solidaridad, el desinterés la reciprocidad y la independencia de diferencias sociales.
La Verdad
La verdad se ha fomentado siempre y quien la cultiva es considerada como una persona de alta calidad humana y moral.
Los conocimientos no simplemente se explican, sino también se aplican al mejoramiento humano. Cuando el saber es producido con esta intención se realiza una virtud que se designa como veracidad, indicando la virtud de buscar la verdad como valor humano; el investigador o descubridor impulsados por la veracidad son capaces de promover debidamente la mentira pues la sabiduría es un valor del espíritu de ciertos hombres.
Consiste en decir siempre la verdad esto es decir lo que se cierto, lo que se autentico y conforme a lo que sucede, como son las cosas sin aumentos ni disminuciones la verdad implica ser sincero, real hablar con la verdad implica a los seres humanos credibilidad y confianza para los demás lo que permite ser respetados y reconocidos como personas en las que se puede confiar.
La Prudencia
Es la capacidad que poseen los hombres para orientar su actuación en base al uso de la razón. Esto quiere decir que ante todo la razón debe gobernar los actos de las personas y no el sentimiento.
La prudencia permite a los hombres perfeccionar sus propias actividades y perseguir su propio bien respecto al fin común de los que le rodean y de su vida misma.
La prudencia gobierna a todas las de más virtudes y su función elemental es la de conocer los fines o propósitos para actuar de una manera correcta. Lleva a los hombres a tomar decisiones efectivas que aseguran éxito y buenos resultados, cuando se es prudente imponiendo la razón a nuestra existencia, las determinaciones tomadas estarán
Muy lejos de las apariencias, ficciones y engaños que suelen presentarse.
En la vida cotidiana esto lleva a lograr seguridad confianza en si mismo y aplomo para decidir y actuar cuando la razón predomina en nuestros actos se logra reducir los errores y fallas que se cometen.



La Responsabilidad Y Deber
La Responsabilidad es la virtud humana de responder con formalidad de ser capaz para tomar decisiones de dirigir una actividad de organizar a un grupo o de coordinar un todo.
Los seres responsables se caracterizan por imprimir a sus acciones seriedad, comprometiéndose consigo mismos y con los demás una actitud responsable es granita de buenos resultados.
El deber es todo aquello que puede ser exigido a una persona como cuando se exige una deuda, la palabra deber proviene del latín debitum que significa aquello.
Ser responsable implica cumplir con nuestros deberes ya sean, jurídicos, sociales o morales.
Los términos responsabilidad y deber suelen utilizarse como sinónimos de obligación
La Fortaleza
Es la virtud que permite a los seres humanos moderar y dominar sus pretensiones, ambiciones e impulsos respecto a metas y objetos difíciles de obtener, esta virtud permite actuar con determinación, firmeza y audacia, sin dudas ni titubeos al momento de tomar decisiones simples o complejas aquellas que se refieren a situaciones que representan un gran peligro o temor como la muerte.
El hombre con fortaleza puede vencer todos los peligros, obstáculos y penas que sale presenten, será perseverante, paciente y generoso sinónimos de fortaleza son el vigor, la energía, la resistencia y la lozanía.
La Lealtad
Se puede definir a la lealtad como un sentimiento o actitud de adhesión a algo que se externó a uno mismo.
Este sentimiento es acompañado de un deseo por apoyar o actuar a favor de aquello a lo que se es leal y bajo condiciones que incluso exijan cierto sacrificio .La lealtad es voluntaria quien la práctica elige de manera libre hacerlo y sin presiones ni condiciones de ninguna especie.
La lealtad tiene un origen social.
La Libertad
La Libertad es una de las virtudes más reconocidas y apreciadas por todos los seres humanos, no solo como facultad de desplazarse y de transitar sin impedimento, sino también como el poder para actuar y no actuar , para pensar y expresarse de tal manera, para decidir qué hacer y cómo hacerlo .
La Libertad se siente en la medida que se hace lo que se quiere.
La Caridad
La Caridad es la dedicación activa a fin de promover la felicidad y el bienestar de los demás con el objeto de lograr esa felicidad y bienestar de tal manera total y no solo eliminar la miseria.
Aportar donativos es una acción muy aceptada por la gente permitiendo que muchas instituciones dependan parcial o totalmente de ellas para realizar sus acciones filantrópicas.
La Justicia
Es la virtud de dar a cada quien lo suyo.
Se considera que el trasgresor de la ley es injusto, mientras que quien actúa conforme a la ley es justo.
Para que su carácter sea aceptable, deberá respetar a los demás miembros de la sociedad a la que pertenece y acatar las normas de esa comunidad .La Justicia es una condición necesaria para que las relaciones humanas se desarrollen armónicamente en un ambiente de respeto, igualdad, rectitud y estabilidad.
Es la virtud entera y perfecta: Entera porque comprende a todas las demás virtudes y perfecta porque el que la posee puede servirse de ella no solo en relación consigo mismo, sino con los demás.
La Igualdad
Se refiere al trato que todas las personas deben recibir todos los hombres somos igualmente valiosos e importantes sin tomar en cuenta la raza, el sexo, la posición económica, la religión o la inteligencia.
Relacionadas de manera estrecha con la imparcialidad están, la indiscriminación.
La Igualdad de oportunidades, como la educación o el empleo, que deben distribuirse de modo igualitario entre todos los individuos.
El articulo 1* de la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano establece que todos los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos, mientras que el articulo 7* declara iguales a todas las personas para recibir dignidades, cargos y empleos públicos según su capacidad y sin mas distinción que la de sus virtudes y méritos.
La Templanza
Si la fortaleza es la virtud de moderar las ambiciones e impulsos respecto a situaciones difíciles.
La templanza lo es respecto a las metas u objetos de fácil obtención, la templanza debe moderar las tendencias más fuertes de los impulsos que hacen desear una cosa en el hombre, pues dichas inclinaciones siguen intenciones de la misma naturaleza: La alimentación y relaciones sexuales.
La capacidad de moderación y control que otorga la templanza permite a los hombres lograr un equilibrio, entre la exageración de estas pasiones y la anulación total de ellas.
Pues no se trata de negar su valor sino ubicarlo correctamente dentro del contexto general de las acciones humanas. Sinónimos de templanza son: La continencia, la moderación, y la sobriedad.
La Persona Integra
Una persona íntegra es la que cumple con su deber en cualquier circunstancia y durante de toda la vida.
La integridad no es una virtud momentánea, es el cumplimiento del deber de manera prolongada la cual matiza para siempre la personalidad del individuo.
La integridad consiste en aceptar un deber y apegarse a el en todos los actos de la vida.
La integridad de una persona origina que la vida social de este individuo alcance los más altos elogios que una sociedad puede brindar.
La Fidelidad
Valor que se extiende como la acción de no traicionar la confianza que nos deposita y permanecer a lado de lo que prometimos. La persona fiel encuentra en el cumplimiento de su deber una fuerza moral, que le une a sus compromisos y a las personas con las que estableció una relación social.
Dentro de las virtudes éticas encontramos otros valores, como son: La racionalidad, la lealtad, la erudición la buena voluntad, la seguridad, la cortesía, la disciplina, la caridad, la confianza, la paciencia y el respeto.
Toda sociedad anhela una vida más justa para sus miembros y una convivencia de calidad


VALORES FAMILIARES



Los Valores familiares entre los miembros de una familia se establecen relaciones personales que entrañan afinidad de sentimientos, de afectos e intereses que se basan en el respeto mutuo de las personas.
La familia es la comunidad donde desde la infancia se enseñan los valores y el adecuado uso de la libertad. Las relaciones personales y la estabilidad familiar son los fundamentos de la libertad, de la seguridad, de la fraternidad en el seno de la sociedad. Es por esto que en la familia se inicia a la vida social.
Es en la familia donde se enseñan los primeros valores; valores que serán sustento para la vida en sociedad y a lo largo de la vida de la persona. Entre otros destacan los siguientes:

La alegría:
La alegría es un valor que se siembra primeramente en el seno familiar. Es en el núcleo familiar donde se procura que los miembros se ayuden unos a otros en sus necesidades, en la superación de obstáculos y dificultades, así como el compartir los logros y éxitos de los demás.
En el fondo lo que se fomenta es dejar el egoísmo a un lado, buscando el bien y compartir con el otro. Cuando nos centramos en nuestras preocupaciones y no estamos dispuestos a ayudar a los que nos rodean somos egoístas.
La alegría no depende de las circunstancias o de las facilidades que puede presentar la vida y tampoco consiste en tener cosas. Este valor tiene su fundamento en lo profundo de la persona, no es sino la consecuencia de una vida equilibrada, de una coherencia entre lo que pensamos y lo que hacemos, el tener una mente y un cuerpo sanos.
La generosidad:
La generosidad es uno de los valores que se fomentan en la vida familiar. Entendiendo por generosidad el actuar en favor de otras personas desinteresadamente y con alegría. Hacer algo por otras personas puede traducirse de diferentes maneras, por ejemplo, dar cosas, prestar juguetes, dar tiempo para escuchar y atender a otro miembro de la familia, saludar, perdonar.
Se notará una actitud generosa en una persona que se esfuerza por hacer la vida agradable a los demás miembros de la familiar.
El respeto:
El respeto hacia los demás miembros es otro de los valores que se fomentan dentro de la familia, no sólo respeto a la persona misma, sino también a sus opiniones y sentimientos. Respeto hacia las cosas de los demás miembros, respeto a su privacidad, respeto a sus decisiones, éstas, por supuesto, adecuadas a la edad de la persona. Es en la familia donde el niño aprende que tanto él o ella como sus ideas y sentimientos merecen respeto y son valorados.
La justicia:
La justicia se fomenta en el seno de la familia al establecerse lo que corresponde a cada miembro de la misma. Recordemos que la justicia consiste en dar a cada uno lo que les corresponde. Una persona que se esfuerza constantemente por respetar los derechos de los demás y le da a cada uno lo que debe, tiene la virtud de la justicia.
La responsabilidad:
La responsabilidad supone asumir las consecuencias de los propios actos, no solo ante uno mismo sino ante los demás. Para que una persona pueda ser responsable tiene que ser consciente de sus deberes y obligaciones, es por ello, de gran importancia que los hijos tengan sus responsabilidades y obligaciones muy claras. Por ejemplo, el niño debe tener claro que es su responsabilidad la calidad y el esfuerzo en sus estudios, que debe poner el mayor trabajo y empeño en esta actividad, en beneficio propio y en respuesta a la oportunidad que le brindan sus padres.
El desarrollo de la responsabilidad en los hijos es parte del proceso educativo, esto con vistas a la participación de los hijos en la vida familiar primero, y a la vida en sociedad después, de una manera responsable y autónoma.
La lealtad:
La lealtad surge cuando se reconocen y aceptan vínculos que nos unen a otros, de tal manera que se busca fortalecer y salvaguardar dichos vínculos así como los valores que representan. La aceptación y el reconocimiento de este vínculo no se centra hacia el futuro, como una posibilidad, sino que es una realidad actual. Este vínculo no pasa con el tiempo, es profundo, suele madurar y fortalecerse a la larga.
Es en la familia donde surgen y se fortalecen este tipo de vínculos, por ejemplo, un niño pequeño aprende a ser leal al esforzarse por ayudar a los demás, al procurar hacer todo lo que pueda para cumplir con lo que sus padres le dicen que es bueno. Se muestra lealtad entre los hermanos al apoyarse, defenderse y ayudarse ante las dificultades, ante la amenaza de personas o circunstancias ajenas a la familia.
Lo mismo ocurre al ser leal a la patria, esto no supone ocultar o negar los males y deficiencias que en ella puedan existir, sino el proteger, reforzar y participar en la vivencia de los valores de la misma.
La autoestima:
La autoestima es uno de los valores fundamentales para el ser humano maduro, equilibrado y sano. Este valor tiene sus raíces y fundamentos en el núcleo familiar.
Se entiende por autoestima la visión más profunda que cada persona tiene de sí misma, influye de modo decisivo en las elecciones y en la toma de decisiones, en consecuencia conforma el tipo de vida, las actividades y los valores que elegimos.
Desde niños vamos construyendo el concepto de nosotros mismos de acuerdo a los mensajes recibidos de nuestros padres, hermanos, familiares, amigos y maestros. Es la suma de la autoconfianza, el sentimiento de nuestra valía personal y de nuestra capacidad. Ésta se basa en la variedad de pensamientos, sentimientos, experiencias y sensaciones que hemos ido acumulando a lo largo de nuestra vida, pero principalmente a lo largo de nuestra infancia y adolescencia.
Si queremos construir una personalidad fuerte y equilibrada, es de vital importancia que como padres hagamos sentir a nuestros hijos que son dignos de ser queridos con un amor incondicional, es decir, no condicionado a su comportamiento, calificaciones o actitudes.
Elevar la autoestima de nuestros hijos es de vital importancia, ya que contribuimos a que desarrolle la convicción de que es estimado y valorado, que es competente para enfrentarse a la vida con confianza y optimismo, y que es merecedor de la felicidad.



JOSÉ ANTONIO MARINA. FILÓSOFO Y ENSAYISTA, EXPERTO EN TEMAS EDUCATIVOS, ES AUTOR DE UNO DE LOS LIBROS DE TEXTO DE EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA Y EN ESTE ARTÍCULO REFLEXIONA SOBRE LA POLÉMICA QUE HA SUSCITADO LA ASIGNATURA
HABLEMOS DE VALORES CÍVICOS
De nuevo suenan tambores de guerra en la educación.
Esta vez, una nueva asignatura que, en principio, no debería haber suscitado oposición alguna. Está recomendada por el Consejo de Europa, se imparte en muchos países de nuestro entorno cultural, gran parte de sus contenidos estaban ya incluidos en la asignatura de ética y la sociedad exige a la escuela que eduque en valores cívicos a nuestros jóvenes.
Sin embargo, la Conferencia Episcopal Española y algunas organizaciones conservadoras se oponen tajantemente a la asignatura, atribuyéndole intenciones perversas, adoctrinadoras y sectarias, por lo que se ven en la obligación de recomendar la objeción de conciencia, para no “colaborar con el mal”.
Así las cosas, se ha planteado un pulso entre la Iglesia y el Gobierno, del que resultará, sin duda, perjudicada la asignatura en cuestión. La seriedad del tema, que afecta a toda la sociedad, recomienda prolongar el debate abierto, estudiar con rigor todas las posturas y estar dispuestos a rendirse ante el argumento más fuerte, rendición que nunca es vergonzosa, sino noble.
Por eso, voy a tratar de hacer un resumen pedagógico de la situación.
1. La nueva ley orgánica de la Educación, el partido socialista decidió cambiar la ley de Educación (LOCE), promovida por la ex ministra popular Pilar del Castillo.
El baile legislativo en temas de educación es irritante. Una de las propuestas más novedosas de la nueva ley, que según Peces Barba, era la introducción de una educación para la ciudadanía.
La asignatura despertó recelos en la jerarquía católica, preocupada por la asignatura de religión. La (LOCE) dio una solución salomónica. Incluía una asignatura de ética común y obligatoria y una asignatura llamada sociedad, cultura y religión, obligatoria, pero con dos opciones: una confesional y la otra no confesional.
Que en secundaria se estudie el fenómeno religioso me parece sensato.
El problema surgía porque esa asignatura era una exigencia para convertir en evaluable y obligatoria la enseñanza de la religión católica.
En Francia, nación laica por antonomasia, el debate está abierto desde que el informe ministerial solicitado al filósofo y escritor Régis Debray recomendara la introducción de una asignatura con contenidos religiosos. Y en Reino Unido existe una “educación espiritual”.
2. Cuando comenzó a hablarse de la asignatura, algunos grupos de carácter laicista consideraron que educación para la ciudadanía nos liberaba al fin de la influencia religiosa, que consideraban nefasta. Afirmaron la falta de sentido de la palabra Dios y cosas semejantes.
Esta postura tampoco estaba justificada. En primer lugar, porque una de las obligaciones de la ética es la defensa de los valores comunes en una sociedad plural, en la que una gran cantidad de personas viven religiosamente.
Por eso, a pesar de que para los creyentes tiene un valor universal, su fundamento es válido únicamente para ellos. En cambio, la legitimación de la ética procede de la razón, que es común a todos los seres humanos.
La Declaración de los Derechos Humanos –recogida y positiva en nuestra Constitución– es una formulación, sin duda todavía imperfecta, pero legítima, de esa ética universal.
Y no debemos olvidar que defiende explícitamente el derecho a la libertad religiosa, de conciencia y de culto, siempre que no atente contra derechos fundamentales.
3. La Iglesia y el derecho a la educación moral. La Conferencia Episcopal considera que esta asignatura confiere al Estado el derecho de formar la conciencia moral de los ciudadanos, cosa que atenta contra el derecho de los padres. En efecto, la Constitución protege el derecho de los padres a elegir la educación moral y religiosa de sus hijos.
Pero este derecho ni es absoluto ni excluyente. El derecho fundamental es el que tienen los hijos a ser bien educados y eso impone deberes a padres, Estado, iglesias, medios de comunicación y al conjunto entero de la sociedad. Además, el sistema educativo tiene la obligación de formar la conciencia cívica de los alumnos, para hacerles conocer los valores éticos en que se funda nuestra democracia, los deberes y derechos, la necesidad de comportarse responsablemente, e ideas claras sobre la justicia y la solidaridad.
4. Los peligros de un Estado educador, es verdad que un estado que impusiera sus propias normas morales sería totalitario y peligroso. Estados moralizadores fueron el nazi, el marxista, y también los Estados confesionales religiosos.
Pero admitir esta asignatura no supone conceder ese derecho al Estado, sino, al contrario, formar a los ciudadanos para resistir las injerencias injustas del Estado.
La ética, es una norma a la que tiene que someterse también el estado y que evita que la democracia –como ha señalado Garzón Valdés– se convierta en una institución suicida. No olvidemos que cuando apareció la primera Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano en 1789 estaba dirigida a limitar los poderes de la monarquía absoluta.
Si podemos considerar que una ley puede ser legal y al mismo tiempo injusto, es porque distinguimos por encima de la legalidad unos principios superiores de legitimación, un Estado democrático debe educar la conciencia ética de sus ciudadanos como gran protección contra toda veleidad tiránica o desvío injusto.
5. Los contenidos de la asignatura La Conferencia Episcopal considera que la asignatura es relativista, positivista y defiende una ideología de género.
Estas tres críticas son formulaciones distintas de una misma crítica fundamental: en esta asignatura no se hace una afirmación explícita de la Naturaleza como fundamento de la ética. El asunto es importante para la Iglesia porque su moral sexual está basada en la idea de que en la “naturaleza biológica” está impresa la voluntad normativa de Dios. Eso le permite condenar las relaciones sexuales no dirigidas a la procreación y la homosexualidad.
Pero esa idea de la naturaleza como código normativo encarnado resulta difícil de aceptar por razones que expuse en El rompecabezas de la sexualidad.
Encontramos en la noción de naturaleza lo que previamente hemos puesto en ella. Por ejemplo, en la naturaleza funciona la ley del más fuerte.
El macho dominante se adueña del harén. Esta visión biológica de la naturaleza podría justificar una moral machista y polígama.
Pero nos referimos a una idea de la naturaleza menos biológica y más de acuerdo con la tradición aristotélica y tomista. Lo que define la naturaleza humana es la inteligencia, la razón. Obrar conforme a la naturaleza es obrar conforme a los dictámenes de una inteligencia ilustrada, responsable, bien sintonizada con los valores, que se empeñe en crear un proyecto de vida común acorde con las necesidades y las expectativas del ser humano.
6. ¿Y qué pasa con los profesores?
Un último reducto de los críticos:
“Una cosa es lo que dicen los programas y otra lo que van a decir los profesores”.
Creo que este tipo de acusaciones desprestigia la figura del profesor, cuando lo que necesitamos es todo lo contrario. Dan por sentado que los profesores somos un hatajo de borregos que vamos a seguir consignas. No. La profesión docente tiene su propia responsabilidad y deontología. En la escuela sólo deben enseñarse contenidos que puedan justificarse universalmente. Me extraña que quienes están preocupados por lo que hacen los docentes no se hayan interesado más por lo que se hace en las tutorías, donde se tratan, sin ningún tipo de programas, los asuntos más variados. Si el fondo del asunto fuera educativo, las tutorías estarían en el foco de atención.
7. ¿Hay alguna salida?
Los pulsos son peligrosos, porque tiene que haber vencedores y vencidos.
Conviene volver al principio. Necesitamos educar a nuestros jóvenes en unos valores éticos, universales, en un pensamiento crítico, en una cultura de la responsabilidad y el esfuerzo.
Necesitamos que conozcan la estructura de la democracia, sus derechos y deberes, entre los que se incluye el de participación en la cosa pública. Las autoridades educativas deben cuidar de que esta asignatura tenga la solidez y el prestigio que merece y preparar a los profesores adecuadamente.
Sería estupendo que los padres colaboraran en esta asignatura con los profesores. Vamos a tratar temas educativos de excepcional interés para toda la familia: cómo resolver bien los problemas, los círculos de responsabilidad, los modos de convivencia. Necesitamos urgentemente borrar la fractura que hay entre escuela y familia y ésta podría ser una buena ocasión.
Por último, la sociedad entera debe interesarse en cómo impartimos esta asignatura.
Los educadores somos depositarios de una función social y debemos dar cuenta de lo que hacemos.
Y también pedir cuentas a la sociedad si no nos ayuda.
Una última cosa La ética no es enemiga de la religión.
Tomás de Aquino distinguía entre “teología moral” y “moral filosófica” y pensaba que la teología tenía que aprovechar los argumentos de la filosofía.
A su vez, la filosofía tiene que atender y valorar lo que dicen las religiones, que son depositarias de profundas experiencias humanas. Se trata de que todos reconozcamos nuestras limitaciones, admitamos la complejidad de los asuntos y estemos dispuestos a aprender todos de todos.
Me atrevería a sugerir a la Iglesia, tan preocupada por reevangelizar la sociedad, que una forma de hacerlo podría ser colaborar a la vitalidad y altura de la ética cívica. Así cumpliría la recomendación de los profetas cuando dicen: “¿Quién subirá al monte de Yahvé? El hombre de corazón recto, que busca la justicia”.
Eso es lo que pretendemos formar: chicos y chicas de corazón recto que busquen la justicia.
Hay que educar a los jóvenes en unos valores éticos, en un pensamiento crítico, en una cultura de responsabilidad y esfuerzo, sobre la nueva asignatura es el ámbito electoral. Desde la FERE se denuncia que “en este asunto hay mucha manipulación por parte de quienes quieren utilizar la educación con otros fines”.
Peligro de manipulación.
Salvador Cardús señala que “estamos ante un debate político en el peor sentido de la palabra” e Irene Martín, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Madrid, afirma que “existe una clara instrumentalización política. Basta con recordar que cuando el PP estaba en el gobierno apoyó las diversas iniciativas llevadas a cabo en el seno del Consejo de Europa para fomentar la educación para la ciudadanía en la escuela”.
Pero más allá de que se haya buscado una vertiente electoral a la controversia, habría que analizar también si este tipo de tácticas influyen o no en los ciudadanos y si en realidad tienen utilidad para ratificar o modificar el sentido del voto. Para Pablo Oñate, catedrático de Ciencia Política en la Universidad de Valencia, la polémica, en sí misma, “apenas va a cambiar las cosas. Servirá para confirmar posiciones”.
Coincide Daniel Ureña, de la empresa de comunicación electoral Mas Consultada, aunque apunta un elemento más. “Como la educación es uno de los temas que más preocupan a la gente, si algún partido, (especialmente el PP) sabe explicar sus posiciones de una forma sencilla, tendrá una oportunidad importante para ampliar su número de votantes”.
Pero habría una segunda lectura.
En la medida que la polémica surge sobre terreno ya abonado, debería pensarse en qué medida está ayudando a que sedimenten argumentos previos.
Como señala Ureña, “los teóricos de la comunicación hablan ahora del concepto de campaña electoral permanente, que se alimenta o bien de los logros del gobierno o de sus errores y defectos, resaltados por la oposición. Y este asunto se encuadra en ese marco de lucha por construir una imagen del oponente”.
Desde esta perspectiva, Pablo Oñate asegura que “con el tipo de política de estirar la cuerda al máximo que realizan (pero no exclusivamente) los dos grandes partidos, este tipo de debates sirven para que ambos bandos traten siempre de estigmatizar a sus adversarios”.


SUPERVISIÓN Y EDUCACIÓN INCLUSIVA

Educación inclusiva para una sociedad democrática
El único modelo educativo que responde a las exigencias de una sociedad democrática, es el inclusivo. Por el mero hecho de los principios y filosofía que caracterizan la democracia: respeto a la diferencia, valoración de la misma como riqueza común, participación del conjunto de la población en las decisiones de gobierno, consideración de las aportaciones valiosas de todos los ciudadanos, práctica de la igualdad de derechos y de oportunidades..., en definitiva, una sociedad que, como cuenta con todos, debe formar a todos adecuadamente para que puedan ejercer sus derechos en todos los ámbitos de la vida y para que puedan aportar sus valores personales de crítica y creatividad que ayuden a avanzar en el camino de mejora social permanente.  Desde este enfoque, habrá que acordar que las personas diferentes deben convivir en la diversidad de modo positivo y favorable; si esto es así, parece pertinente que todas se conozcan, se respeten, se valoren... Y lo mejor, por lo tanto, es que se eduquen juntas, en los mismos centros, donde todas reciban esas oportunidades educativas equivalentes, no selectivas ni discriminatorias en función del sexo, la capacidad o el talento, la etnia, la religión..., o múltiples circunstancias que singularizan al individuo y que constituyen la alta riqueza que se puede disfrutar en democracia. Si la escolarización (especialmente en las etapas de educación obligatoria) se realiza en formas paralelas, separando a unos sujetos de otros, difícilmente se conocerán y se valorarán; no es posible pedir objetivos inalcanzables sin poner los medios e implementar los procesos apropiados para conseguirlos. Cualquier resultado es consecuencia de un proceso, por lo que resultarán decisivas las opciones tomadas en educación para lograr uno u otro modelo de sociedad. No obstante, parece acordado que el modelo elegido es el democrático, por lo que no debería estar en cuestión el modelo educativo coherente con el fin pretendido, aunque a veces nos parezca que determinadas decisiones no son, precisamente, las más adecuadas para ello.
El mantener centros diferenciados por sexo/género, por religión o por capacidad (que son los que todavía encontramos en nuestra sociedad y en nuestro sistema educativo) no colabora en absoluto a conseguir esa sociedad en la que todos dispongan de las mismas oportunidades de educación ni tengan, después, iguales posibilidades de participar socialmente, por mucho que se afirme lo contrario. Las discriminaciones que siguen existiendo hacia las mujeres en el terreno laboral o social, o las que se dan hacia las personas con algún tipo de discapacidad -tanto en su acceso al trabajo como en su accesibilidad universal-, o las que se puedan producir igualmente en función de la religión que se practica y las costumbres discriminatorias que deriven de ella, continúan permaneciendo, en buena parte aunque no solamente, por la educación "diferenciada" o escolarización paralela que se mantiene en determinados casos
Aclarando conceptos y propuestas
A pesar del tiempo transcurrido desde que se empezó a hablar y a conceptualizar el modelo de inclusión o de educación inclusiva, todavía es fuente de debate habitual, y también de preguntas y consultas permanentes, la distinción entre integración e inclusión educativa. ¿Qué cambios supone el paso de la integración a la inclusión, si es que se ha producido alguno? La incorporación del alumnado con necesidades educativas especiales a los centros ordinarios fue denominada integración en el comienzo de su experimentación (1985), y sólo referida a estudiantes con algún tipo de discapacidad. Esta denominación se mantuvo durante años, hasta que aparece la inclusión como novedad, en principio más por la palabra que por el cambio en los hechos, en el planteamiento del trabajo educativo con estos alumnos y alumnas. Pareció, en principio, una mera traducción literal del término inglés. Pero, pasando el tiempo y profundizando en su significado, fueron apareciendo diferencias importantes que hubo que considerar para avanzar en el planteamiento relacionado con la incorporación a la sociedad de las personas con discapacidad y, en el ámbito educativo, de su formación en igualdad de oportunidades.
La educación inclusiva supone un gran avance en las expectativas que se ponen sobre el alumnado con necesidades educativas especiales y sobre toda la población (especialmente en las etapas obligatorias, aunque no hay que abandonar el resto, pues nuestra sociedad es muy exigente y competitiva), y ya no basta con estar integrado en la escuela, sino que el profesorado, las instalaciones, el currículum, la organización, otros sectores intervinientes, tienen que configurarse para ofrecer la educación de calidad que en estos momentos se requiere. Se debería llegar a eliminar, con este planteamiento, la "etiquetación “que se asigna a los alumnos más diferentes ya sea por su capacidad o talento, por sus intereses, por su etnia, lengua o cultura.
Normas internacionales que avalan la educación inclusiva
Una de las funciones importantes de la supervisión, como todos sabemos y practicamos, es la de controlar el cumplimiento de la normativa vigente, por lo que somos bastante aficionados a manejarla y a querer disponer de ella, para orientar el trabajo en las visitas que se realizan a los centros o para efectuar las sugerencias necesarias a la Administración. Por ello, sin ánimo de exhaustividad, pero sí de dar un panorama suficiente de la situación internacional en torno al planteamiento inclusivo de la educación, voy a citar, sin extenderme, las que considero declaraciones más importantes  como base de las actuaciones que se están llevando a cabo en los sistemas educativos de buen número de países. Sólo explicitaré alguna, más reciente, por entender que es en estos momentos cuando debe aplicarse y, por lo tanto, es objeto prioritario del trabajo de supervisión.
Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño
 (1990): Recomienda la formación del niño con objeto de que esté plenamente capacitado para una vida autónoma en sociedad. Uno de sus artículos se dedica expresamente a la garantía de esos mismos derechos a los niños mental o físicamente impedidos. Para garantizar su igualdad de oportunidades, aboga por implantar la enseñanza primaria obligatoria y gratuita para todos, por fomentar el desarrollo de la enseñanza secundaria, por hacer la enseñanza superior accesible a todos, proporcionando orientación educacional y profesional a todos los niños y adoptando medidas para fomentar la asistencia regular a las escuelas, reduciendo las tasas de deserción escolar. 
Declaración mundial sobre educación para todos (1990), elaborada dentro del marco de la Conferencia Mundial de Jomtien (Tailandia).
Conferencia Mundial sobre la Mujer (1995), celebrada en Pekín, siendo la cuarta de una serie de conferencias que pretenden superar la discriminación de la mujer en la sociedad, en todos los ámbitos de su vida y de su trabajo.

Convención internacional de la ONU sobre los derechos de las personas con discapacidad (2006): Propone la promoción, protección y seguridad en el goce pleno y en condiciones de igualdad de todos los derechos humanos y libertades fundamentales por parte de todas las personas con discapacidad (en torno a un 10% de la población mundial). Su publicación pretende contribuir a que la sociedad tome conciencia de la necesidad de garantizar estos derechos, abordados en todos los órdenes de la vida, tales como justicia, salud, vivienda, libertad, privacidad, trabajo, participación en la vida política, pública y cultural, deporte, habilitación y rehabilitación y, por supuesto, educación, a la que dedica enteramente su artículo 24.
1.-Los Estados Partes reconocen el derecho de las personas con discapacidad a la educación. Con miras a hacer efectivo este derecho sin discriminación y sobre la base de la igualdad de oportunidades, los Estados Partes asegurarán un sistema de educación inclusivo a todos los niveles así como la enseñanza a lo largo de la vida, con miras a:
a) Desarrollar plenamente el potencial humano y el sentido de la dignidad y la autoestima y reforzar el respeto por los derechos humanos, las libertades fundamentales y la diversidad humana.
b) Desarrollar al máximo la personalidad, los talentos y la creatividad de las personas con discapacidad, así como sus aptitudes mentales y físicas.
c) Hacer posible que las personas con discapacidad participen de manera efectiva en una sociedad libre.
2.- Al hacer efectivo este derecho, los Estados Partes asegurarán que:  
a) Las personas con discapacidad no queden excluidas del sistema general de educación por motivos de discapacidad, y que los niños y las niñas con discapacidad no queden excluidos de la enseñanza primaria gratuita y obligatoria ni de la enseñanza secundaria por motivos de discapacidad.
b) Las personas con discapacidad puedan acceder a una educación primaria y secundaria inclusiva, de calidad y gratuita, en igualdad de condiciones con las demás, en la comunidad en que vivan.
c) Se hagan ajustes razonables en función de las necesidades individuales;
d) Se preste el apoyo necesario a las personas con discapacidad, en el marco del sistema general de educación, para facilitar su formación efectiva.
e) Se faciliten medidas de apoyo personalizadas y efectivas en entornos que fomenten al máximo el desarrollo académico y social, de conformidad con el objetivo de la plena inclusión.
3.-Los Estados Partes brindarán a las personas con discapacidad la posibilidad de aprender habilidades para la vida y desarrollo social, a fin de propiciar su participación plena y en igualdad de condiciones en la educación y como miembros de la comunidad. A este fin, los Estados Partes adoptarán las medidas pertinentes, entre ellas. 
a) Facilitar el aprendizaje del Braille, la escritura alternativa, otros modos, medios y formatos de comunicación aumentativos o alternativos y habilidades de orientación y de movilidad, así como la tutoría y el apoyo entre pares.
b) Facilitar el aprendizaje de la lengua de señas y la promoción de la identidad lingüística de las personas sordas.
c) Asegurar que la educación de las personas, y en particular los niños y las niñas ciegas, sordas o sordo ciegos se imparta en los lenguajes y los modos y medios de comunicación más apropiados para cada persona y en entornos que permitan alcanzar su máximo desarrollo académico y social.
4.- A fin de contribuir a hacer efectivo este derecho, los Estados Partes adoptarán las medidas pertinentes para emplear a maestros, incluidos maestros con discapacidad, que estén cualificados en lengua de señas o Braille y para formar a profesionales y personal que trabajen en todos los niveles educativos. Esa formación incluirá la toma de conciencia sobre la discapacidad y el uso de modos, medios y formatos de comunicación aumentativos y alternativos apropiados, y de técnicas y materiales educativos para apoyar a las personas con discapacidad.
5.-Los Estados Partes asegurarán que las personas con discapacidad tengan acceso general a la educación superior, la formación profesional, la educación para adultos y el aprendizaje durante toda la vida sin discriminación y en igualdad de condiciones con las demás. A tal fin, los Estados Partes asegurarán que se realicen ajustes razonables para las personas con discapacidad".
Las funciones de supervisión y la educación inclusiva
No descubro nada nuevo al recordar las funciones que tiene atribuidas la inspección de educación en España (Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación, artículo 151), pero las sintetizo para hacer referencia explícita, a continuación, a alguna de ellas.
*      Supervisar y controlar, pedagógica y organizativamente, el funcionamiento de los centros y los programas que inciden en ellos.
*      Supervisar la práctica docente y la función directiva, colaborando en su mejora.
*      Participar en la evaluación del sistema educativo.
*      Velar por el cumplimiento de las leyes en los centros educativos.
*      Velar por el cumplimiento y aplicación de los principios y valores recogidos en la Ley.
*      Asesorar, orientar e informar a los distintos sectores de la comunidad educativa.
*      Emitir los informes solicitados por la Administración y los que se deriven de su conocimiento de la realidad.
*      Otras que le puedan ser atribuidas.
Toda la función supervisora está impregnada por ese "velar" y "controlar" el cumplimiento legal, pero cuando se controla y se vela, casi indefectiblemente se está evaluando (Soler Fierres, 1993). Y aunque al citar la evaluación, la norma hable de "participar" en ella, junto con otros agentes que las Administraciones decidan, en el trabajo diario y de visita a los centros creo que podemos coincidir en que supervisión y evaluación son dos elementos estrechamente unidos. Tanto que su imagen va igualmente enlazada: según cambia la imagen de la evaluación, se modifica la imagen de la inspección. Creo que hay normativa suficiente para aplicar por parte de las Administraciones y de los centros docentes, y ahí sí debe actuar la inspección como agente decisivo para que su cumplimiento se lleve a efecto: orientando con sugerencias eficaces, revisando la documentación institucional para que no se desvíe de los valores del sistema educativo, interviniendo cuando sea necesario para corregir disfunciones, creando pautas y opciones organizativas en sus zonas de trabajo que favorezcan la educación inclusiva a lo largo de las diferentes etapas educativas, asesorando a las familias y a los docentes sobre sus derechos y obligaciones, etc. Son funciones esenciales para garantizar los derechos de la persona a una educación de calidad, que no se pueden abandonar en aras del agobio burocrático. Lo urgente no elude la responsabilidad en lo importante e, incluso lo burocrático, también debe impregnarse de los valores del sistema, no contraponiéndose en algunas ocasiones a los mismos, por la vía de los hechos consumados. No es fácil, en determinadas circunstancias, el ejercicio de la supervisión, pues, como hace unos años afirmaba Mª Victoria Reyzábal (1993), esta se mueve entre la obediencia debida y la responsabilidad crítica, lo cual es, en muchas ocasiones, realmente comprometido. Pero, al fin, la educación es compromiso de toda la sociedad para con su propio futuro.


Evaluar la educación inclusiva
Y puestos a evaluarlo todo, como se hace actualmente a nivel internacional, nacional y autonómico, yo tengo especial interés en que también se evalúe la implementación real del modelo de educación inclusiva, ya que, de lo contrario, nunca sabremos si avanza o retrocede, si importa o no su realidad en las aulas, si existe interés cierto en que se lleve a cabo o le da igual a los directivos, docentes, administración y sociedad en general. Como he dicho y repetido en diferentes ocasiones, no sé si para bien o para mal, lo que se tiene en cuenta en el sistema es lo que se evalúa. Si no se evalúa, desaparece. No importa. No sirve, aunque sea lo más importante de la educación. Hay una deformación bastante generalizada que hace coincidir la "calificación" con la "calidad", y desafortunadamente no tiene por qué coincidir la una con la otra, salvo que los procesos evaluativos que realizaran de forma distinta. Pero estamos en una situación en la que, como digo, no se valora lo que no se evalúa. No obstante, si las evaluaciones externas no se hacen cargo de evaluar la educación inclusiva (espero que pronto lo asuman, pues la calidad y la equidad comprenden al conjunto del alumnado), las evaluaciones internas deben estarlo haciendo ya, y la supervisión educativa también. Contamos con modelos -no recetas, claro- que nos pueden ayudar a comenzar con la realización de estas evaluaciones, entendidas como información valorada del camino de progreso que se va alcanzando a lo largo de los cursos. En definitiva, como sabemos, el contar con instrumentos de evaluación supone disponer de guías de trabajo para ir implementando los factores necesarios con objeto de lograr esa inclusión de todos y, si es posible, también de la comunidad escolar, llegando a constituir comunidades de aprendizaje en las que el centro motivador y promotor sea la escuela en cualquiera de sus niveles.
En estos momentos disponemos de regulación legal, nacional e internacional, que avala la línea comenzada con el alumnado que presentaba necesidades educativas especiales, y que ahora abarca a todos los alumnos y alumnas, reconociendo que cada uno de ellos es diferente al otro: intereses, estilos cognitivos, ritmos de aprendizaje, capacidades o talentos distintos, etnias, lenguas, religiones, sexo, etc. Todos nuestros alumnos son diferentes. Reconocido este principio, es obligado insistir en preservar los valores de calidad y equidad propuestos, en este caso desde la supervisión educativa, pues tiene mucho poder de influencia en el quehacer diario de los centros, su opinión es tenida en cuenta y, además, dispone de funciones y atribuciones que permiten su intervención decidida en este sentido. Hay que garantizar las condiciones de educación inclusiva a lo largo de la escolaridad obligatoria (al menos) y procurar que se mantenga en niveles no obligatorios, pues la sociedad actual exige una excelente preparación del individuo para su incorporación satisfactoria a la misma, y es el sistema educativo el que la favorece o impide. Paso a paso, siempre hacia adelante, valorando y afianzando lo positivo, se llega a la meta construyendo variados caminos por los que todos podamos transitar.
CONCLUCIÒN:
Seremos personas victoriosas y muy felices en la vida, si cada día de nuestras vidas, pusiéramos en práctica cada uno de las virtudes de los valores. Ya mencionados y así  venceremos los obstáculos de la vida. 
En la familia, es necesario desde la unión de la pareja, fomentar la comunicación y la confianza entre ambos y con demás familiares, para poder ofrecer una mejor estabilidad psico-social a todos los miembros de la familia. La educación empieza en casa, por lo tanto, debemos saber o aprender a comunicarnos y a tener confianza en nosotros mismos para así poder ofrecerla para con los demás.
La ética es obligatoria que se aprenda, pero a mi parecer nada tiene que ver con la religión, me es totalmente ajeno el tema, pero por lo que leí, se me hace algo incoherente lo que entendí, las escuelas deben ser desde hace mucho laicas, para evitar problemas de discriminación, entonces ¿de qué se trata? De ser racistas, de volver a las épocas donde vale más el que más tiene, a mi ver es a lo que nos arriesgamos.
Todos tenemos derecho y oportunidades  a una buena educación no  deben de surgir discriminaciones  dependiendo del sexo que sean  o religión que practiquen
o discapacidad  que tengan para que desarrollen  sus capacidades para obtener una mejor vida.

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